Río Alquitrán
Ivan Ferreiro

El río Alquitrán me hace el honor
con todo su esplendor.
De lo alto de la estación
caen destellos y, al dormir,
se sueña sin control.
Representa un típico estadio
de desidia emocional.
Una hoguera sin calor,
una apostólica y lisérgica
tijera funcional.
Tejiendo, sin juzgar, la realidad
en mantas, dimensiones.
La tela de la araña irracional...
Un motor de crisis, una ciudadela.
Todos los que aún puedan volar.
Desde las alturas, entre los reflejos,
nace inteligencia artificial.
El río Alquitrán se va de aquí,
sin casi saludar.
Fue en esta ventana
el punto en que no pudimos parar.
Sensaciones a la vez
que se enredan a los pies.
Múltiples fracturas
y una luz que nos hipnotizó.
Haciéndonos creer
que alguna vez tuvimos el control
de aquella situación
que resultó que era un buen plan.
Soñando sin control.
Tijera funcional,
tejiendo sin juzgar la realidad.
Tejiendo sin juzgar
la tela de la araña irracional.
El río Alquitrán nos devolvió,
con toda devoción,
al fin de la ciudad.
En un acto único,
perdido entre la bruma primordial
hacia la realidad.
El río Alquitrán nunca es igual
y nunca cambiará.
La melodía principal hace: